viernes, 10 de septiembre de 2010

Diving with dolphins

Desperté a las 7 y casi veinte, me cambié y arreglé en un estado medio zombie y entré al auto en silencio, sólo palabras monosílabas hasta que llegué a mi destino. 10, 20, 45 minutos y la profesora no se presentó, me quedé sentada en una banca con Jesús y Luis, viendo la lluvia caer y a estudiantes de italiano corriendo disfrutando de la lluvia fingiendo que les molesta mojarse, no pude evitar imaginarte girando bajo las ligeras gotas de agua, mirando hacia el cielo... alguien me llamó e interrumpió mi fantasía, pero no podría molestarme, era María Fernanda, mi Mafer, llegó a saludarnos y mantuvimos una corta charla, poco después de que ella se marchara sonó mi teléfono, tenía que irme y esperar a que llegaran por mí.
Salí del Centro de Idiomas y pasé por ese callejón que tanto me gusta, tiene un cierto aire italiano, agradable, tranquilo, quizás te gustaría a tí también, quién sabe, puede que algún día caminemos por esas rústicas casonas, asusté a un gato sin querer y seguí caminando hasta mi lugar de espera habitual, ese rectángulo de cesped y arbustos que con las lluvias se llenó de flores silvestres, de un azul intenso, como el de tu cuarto pero menos oscuro, ah ... te amo.
Llegué a casa, desayuné, fui al gimnasio y ahí mi concentración se portó bien, y es que si tengo un motivo para seguir asistiendo ese eres tú, porque quiero que te sientas orgulloso de tener a alguien como yo a tu lado, quiero gustarte.
Volví a casa y estabas conectado, ¡que suerte la mía! por corta que fuera la conversación me alegras el día con tan pocas palabras ...
En clases de música no hubo mucho qué decir, el profesor se puso a hablar de dioses hindúes porque notó que hoy no llevaba puesto un bindi, luego pasó a las razones de Tolkien para poner tal o cual cosa en "El Señor de los Anillos" y por último habló de ... temas que no recuerdo y debería recordar.
Después de la clase entré a un salón desocupado con mis 2 compañeros, o excompañeros de viola, un compañero que toca el cello y 2 violinistas, la luz que se filtraba por el ventanal era cálida, suave y alumbraba sólo una parte del salón, dando un toque de magia y misterio al momento, si bien no se distinguía lo que cada uno tocaba, fue fascinante vivir ese momento.
Te recordé de nuevo, no puedo dejar de pensarte cada vez que vivo algo hermoso, ¿será que te relaciono tanto con la alegría?
En este momento se supone que estoy chateando contigo, espero me disculpes por no contestar pronto, pero tenía que escribirte, pensarte, amarte ...
de por vida.



<3 Josephine

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